August 25, 2010

Poner el corazón en manos de otra persona puede ser la experiencia más hermosa o la más dolorosa de todas, y nada está garantizado nunca. Es dejar lo más fragil y valioso que uno tiene al cuidado de un extraño, porque la realidad es que nunca se termina de conocer a una persona; siempre te pueden sorprender para bien y para mal. 
Entonces, ¿qué se hace? ¿Se deja que a uno lo pisoteen las veces que haga falta "porque el amor es así", se llora horas y horas, se hacen duelos, se olvida y nos volvemos a a ilusionar una y otra vez? ¿O se adormecen todos los sentimientos con salidas, sexo, amigos y televisión para no llegar al punto de ser vulnerables? 
Privarse de querer y de sufrir las consecuencias es cegarse, es no dejar que la experiencia nos enseñe... pero a la vez todo tiene un límite: cada uno debe tener un número de decepciones amorosas soportables.
Seguramente cuando ese límite se siente cerca uno prefiere cerrarse y pasar por un vegetal inanimado antes que volver a sentir que lo planeado se derrumba, de ver que las personas que se aman también son capaces de lastimarnos, de tener que volver a repetirse a uno mismo "no confíes en nadie".
Algunas personas parecen haber nacido con los sentimientos a flor de piel. Son los que "aman" todo el tiempo, ininterrumpidamente, que salen de una y se meten en otra, pero siempre con la misma pasión, el mismo entusiasmo. Los pisotean, sufren, quieren desaparecer de la faz de la tierra cada vez que pasan por una desilución y sin embargo después vuelven a empezar como si nunca nadie los hubiera lastimado; como si pudieran formatearse el corazón y borrar el dolor. Ellos se quedan con lo bueno. Son los que nacen para vivir de a dos.
Y también hay quienes nos hacen pensar que a duras penas se quieren a sí mismos, los que no demuestran amor más allá de un cuadro de fútbol o de Ashton Kutcher, los que entran y salen de los corazones de los demás pero nunca dejan que alguien usurpe el suyo. Los que llegan hasta las últimas instancias de las relaciones humanas sin sentir la más mínima conexión mas que a nivel físico. Los que huyen lenta y firmemente del compromiso. Los que no se dejan pasar por arriba porque están por encima de todos, los que no se dejan engañar porque son los mejores en esa área. Son los que nacen para vivir con ellos mismos. 




 PD: si alguien sabe como ser parte del segundo grupo, por favor comuníquse conmigo. Gracias

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