September 1, 2010

A ustedes, esos seres raros que dan vueltas y vueltas en nuestras cabezas y nos desconcentran de las cosas que "realmente importan"; los que se acercan cuando los queremos lejos y se marchan cuando no podemos vivir sin ustedes, los que demuestran sin demostrar, sienten pero no sienten, los que son nenes por más tiempo. Si, ustedes, que dicen no entendernos, que nos dicen complicadas, histéricas o putas, los que nos ayudan a mantener viva la especie y los que nos quitan el sueño haciéndonos soñar despiertas.

Desde el momento en que aprendemos a diferenciarnos de ustedes se desata una guerra que con los años crece en lugar de apaciguarse. Al principio es una cuestión de gustos: ustedes juegan a la pelota, nosotras jugamos con Barbies; ustedes se cagan a piñas y nosotras nos hacemos trencitas. Hasta ahí todo en orden, todo manejable. Pero con el paso del tiempo las cosas cambian. Hay UN nene que es distinto del resto. Ese día CAGASTE. El día en que cuando ESE NENE pasa se te hace un nudo en la panza, o cuando te pusiste colorada porque te lo nombraron, ese el día donde empieza todo el asunto. ¿Por qué? Básicamente porque mamá y las películas de Disney cultivaron en nosotras la idea de que basta con que te guste alguien para que se enamore de vos, sean felices y  coman perdices. ERROR. ¿Acaso Blancanieves tenía competencia? No. ¿Quienes habitaban el reino? 7 enanos, una madrastra fea, algún que otro aldeano y ella. Era lógico que el príncipe le terminara pidiendo matrimonio. Pero HELLO, la vida real no es así: En la versión moderna y argentinizada de Blancanieves, el príncipe no se la pasa en el palacio haciendo esgrima: todos los sábados a la noche sale con los gansos de los amigos, se pone en pedo, se come a 4 o 5 princesas más y en la semana lo de siempre: cuando quiere te da bola y cuando no quiere no. Blancanieves no tenía que remarla.. Las princesas del siglo XXI tenemos que estar con la guardia en alto constantemente, y acabamos por repudiar las diferecias entre ellos y nosotras, las mismas que un principio nos atraían.
Príncipe forro tras príncipe forro, experiencia dolorosa tras experiencia dolorosa, se comienza a formar muy dentro nuestro lo que se conoce como "cáscara" o "armadura".. muro si se quiere. ¿Su función? Evitar que nuevos príncipes con amigos gansos nos rompan el corazón. Es natural, nadie lo planea, simplemente se forma. Si en los cuentos que leíamos el príncipe tenía que matar un dragón para llegar a la princesa, ahora es la princesa quien entrena al dragón y le da expresas indicaciones de no permitirle el paso a ningún príncipe que desee perturbar su pacífico palacio de soledad.

Soledad. La palabra hace ruido en algún recóndito lugar, ¿no? Será tal vez porque con el tiempo la princesa vuelve a la idea de que Mi príncipe va a ser distinto del resto. Él va a querer lo mejor para mi, nunca me va a lastimar, y me va a hacer muy feliz. Cuando llegue a estos muros custodiados por el temible dragón le será tan difícil llegar a mi...
¿Qué se hace? ¿Qué error se comete? Se baja la guardia: se achican los muros, se ablandan las cáscaras, se oxidan las armaduras y se le dan vacaciones pagas al dragón. ¿Las consecuencias? Los muros no se achicaron sólo para el príncipe soñado, sino para todos los demás gansos que todavía rondaban el palacio.
Y la historia se repite..
En resumen, no hay que achicar los muros, ni ablandar las cáscaras, ni dejar que las armaduras se oxiden y hay que mantener siempre cerca al dragón. Aunque... momento. Este muro es un poco alto... Con dos metros menos sería mejor. Que sean tres. O cinco.
Mejor saco el dragón al patio de atrás...
¿Eso que se ve a lo lejos es un corcel?

¿Será...?

1 comment:

  1. OSEA me hizo a acordar al comienzo de :"Simplemente no te quiere" , jajaja la gente no entiende , el principe azul no exisssste ! chau me inndigne , te amo
    mucha razon el tesssto
    dsps me decis a mi q escribo bien, vos te vas a la mierda jaja ♥ idola CAPA genia ;)

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